Primavera valenciana.
Precioso resumen de David Marzal, profesor de secundaria, Filologo Catalán y un estupendo escritor.
El primer golpe atravesó con fuerza la carne y el dolor dibujó una mueca horrenda sobre los derechos de miles de jóvenes y no tan jóvenes. Rápidos pies y mochilas cargadas de reivindicaciones justas huyeron de la persecución indiscrimininada. Corría, corría y corría dejando escapar el aliento hasta caer rendido sobre el asfalto y sobre él recibió la ira de las órdenes que venían de arriba. El segundo golpe rasgó el silencio y un grito expulsado con rabia dinamitó el silencio imperturbable que le rodeaba. Gritaba, gritaba y gritaba desgarrando la garganta para pedir auxilio. Y así uno y el otro y el otro o la otra que pasaba por allí. Algunos incluso desaparecían entre la multitud como si la tierra en un gesto de misericordia se los hubiese tragado. Pero no hubo misericordia, no, no la hubo. Fueron llevados a la fuerza hasta calabozos, desgajados de sus padres, acorralados en celdas que decían ser seguras, aislados.
Y a la mañana siguiente, al dia siguiente, vio que nunca estuvo solo. Caminó, caminó y caminó y sintió el calor de la gente. Sí, la gente. ¡Había tanta gente! ¡Y había tantas ganas de luchar por el futuro! Y había tantas voces malsonantes de mentira. Y había tanta tinta falsa y mal vertida. Y había tanto tanto por lo que insistir. No pararía, no quería parar, no podía parar. Se dejó arrastrar hasta el centro de la multitud. El brillo de las plásticas carpetas, el peso de las cargadas mochilas, las libretas en blanco que aún pueden escribir el futuro. con bolis de tinta rojo sangre, que nunca es la misma sangre que vierte la incompetencia. Y alzó la voz en un grito diáfano, estrepitósamente esperanzador y dio la orden.
Los libros poblaban el cielo. ¡Sí, el cielo poblado de libros! Allí estaban Béquer y Rodoreda, March y Austen, Clara-Simó y Pla, Cervantes peleando con furia contra el viento, Shakespeare clamando al teatro de la vida, Baroja espoleando la razón, Dante describiendo círculos entre las nubes, Martorell cabalgaba. ¡Sí, cabalgaba! Y uno y otro y otro. Páginas blancas y páginas nuevas, páginas entintadas de palabras maravillosas y poemas de Miguel Hernández batiendo las alas. Todos estaban allí y se alzaban como una sola palabra. Y esa palabra retumbó y estalló y rió y cantó y saltó. Y fue la palabra, sí, la palabra, la que rompió las armaduras y distendió los aceros y calmó las iras. Y estaba allí y no lo creía y lejos, más lejos, también libros se abrían y sintió la dicha y la fuerza que solo la razón proclama. Y estalló la gente desde los balcones a caceroladas de justicia. Y los cláxon de los coches marcaban un ritmo ensordecedor de apoyo.
Y todo pareció pararse, como si todo cobrase sentido. Somos el futuro y nada acabará con nosotros. Somos el futuro y tenemos las armas de la razón. Somos el futuro y no pararemos hasta conquistarlo. Y uno y otro y otro se unieron y los músculos que ayer dolían hoy sentían alivio. Y los golpes que ayer se daban eran ahora invisibles. Y los morados que ayer picaban ya no escocían.No me canso, no me canso, no quiero cansarme - pensaba - y seguía calle arriba arrastrado por el crujir de páginas.
Cuando creyó que todo había acabado divisó que aquel grupo se había hecho grande y que no tenía fin. Madrid, Barcelona, Sevilla, Bilbao, A Coruña...todos todos les decían que eran como ellos. Y las amargas voces de la ira se convirtieron en simples suspiros y los lamentos se volvieron aleonadas fauces de ilusión.
Paró.
Respiró.
Guardó silencio entre el bullicio.
Y no pudo remediar sonreir. Estaba formando parte de la Primavera Valenciana.
David Marzal, su blog:
Chiqui, la verdad es que es alucinante... No doy crédito de hasta dónde se ha llegado!!!
El relato... para enmarcar!
Un besito gupis!!!
Impresionante! Que lindas palabras y lo mejor, que bonito lo que está ocurriendo en Valencia.
Valencia ha despertado. El futuro camina y grita su espacio.
Espero que esto sea el principio de una revolución del pensamiento.
Gracias, chiqui por compartirlo.
Un besazo